6. Comercio internacional

Imagine un segundo país B, donde tiene lugar un proceso similar. En vez de pan, producen zumo de naranja, pero los parámetros del precio y salario son los mismos. Ambos países producen la misma cantidad de sus productos respectivos, fijan los precios según el poder adquisitivo de sus empleados, obtienen una sobreproducción del 50% y empiezan a resolver el problema introduciendo dicha sobreproducción en el país vecino.

Variante óptima: sin ganancias, traspaso total del aumento de la productividad al consumidor

 

En esta variante óptima de comercio internacional podemos ver resultados similares a los obtenidos con la producción individual cuando todas las ganancias del aumento de productividad se transmiten en su totalidad a los consumidores. En este caso, el comercio internacional nos permite beneficiarnos a todos, puesto que el aumento de la productividad y la especialización permiten un consumo mayor y más versátil que el que se lograría en determinadas economías sin especialización ni comercio. El problema es que con esta solución óptima no hay ninguna ganancia.

Realmente es la misma situación que si hubiera dos compañías en un mismo país y sus consumidores comerciaran con los productos entre ellos. Este sistema sin ganancias es sostenible a largo plazo; las naciones pueden comerciar entre ellas indefinidamente, siempre y cuando dispongan de suficientes recursos naturales para su producción específica.

Para producir todos los bienes (o servicios) no hay necesidad de recursos adicionales, ni del endeudamiento, ni de beneficios fiscales, ni, por consiguiente, de la redistribución mediante transferencias. No hay necesidad de estímulos monetarios, los ciudadanos de ambos países cuentan con suficiente poder adquisitivo para cubrir toda la producción, tanto doméstica como importada.

No hay déficit comercial que cause una fuga de masa monetaria de una de las economías ni hay discrepancias en el tipo de cambio. Es una situación ideal en la que todo el mundo gana.
Pero añadamos el factor ganancia:

Variante con ganancia, como de costumbre: sin traspaso total del aumento de la productividad al consumidor

 

En este caso, tenemos la misma situación que con la variante A (compañía individual).
Es el final de una ecuación en la que el empresario que quiere obtener ganancias piensa en enviar su sobreproducción a una economía externa, dado que el consumidor nacional, debido a la cantidad de sueldos redistribuidos, no posee el suficiente poder adquisitivo para toda la producción.

El problema es que las compañías de esa economía externa que ha fijado como objetivo también intentan vender su producción mediante la misma estrategia. Esto se traduce en una mayor diversificación de la oferta, pero una aún insuficente demanda.

Con el comercio internacional existe el factor adicional de incertidumbre en cuanto a lo que los consumidores decidirán:
¿Adquirirán el producto nacional e ignorarán el importado? ¿Le darán preferencia a las importaciones? ¿Cuál será la relación de distribución entre la producción nacional y la importada?
¿Aumentará acaso el consumo y estarán dispuestos los consumidores a financiarlo mediante préstamos?

  • Si los consumidores rehúsan financiar el aumento de la oferta mediante préstamos, el resultado a nivel mundial será de cero ganancias. Un poder adquisitivo de 20 $ alcanza solo para ventas del mismo valor, es decir, 20 $ (cada nación 10 $), lo que cubrirá únicamente los costos de producción. Cuando el consumo se distribuye de manera uniforme entre los productos domésticos e importados o cuando las importaciones de ambas naciones disminuyen, los negocios no ganarán nada con esta estrategia de exportación.
  • Si el aumento de la oferta es lo suficientemente tentador y los ciudadanos se ven atrapados en préstamos adicionales, tendrá lugar una expansión a través del endeudamiento, lo que creará ganancias temporalmente. Sin embargo, con el reembolso viene la recesión, lo que eliminará las ganancias de años anteriores y reducirá el consumo por debajo del nivel mínimo deseado.
  • Una particularidad del comercio internacional es la posibilidad de someter, parcial o completamente, una economía a otra. Hasta el momento hemos supuesto que el consumo se distribuirá más o menos por igual entre la producción nacional y la importada, o que las importaciones serán igualmente ignoradas. Estas variantes no influyen en la estructura general de la economía de los países involucrados. Ahora bien, imagine la situación si los ciudadanos de un país se decantan por las importaciones en lugar de su propia producción nacional:

 

La compañía A puede vender parte de su producción en la economía nacional, donde existe suficiente poder adquisitivo gracias a los salarios, mientras que el resto puede venderlo en el país B.

La compañía B del país B tiene intenciones similares, sin embargo, debido a las preferencias de los consumidores, fracasa tanto en el país A como en B, ya que los consumidores nacionales deciden optar por las importaciones en lugar de la propia producción. Puesto que la compañía B ha pagado 10 $ en salarios durante la producción, tiene una pérdida de -10 $.  Los consumidores del país B (desleales) al principio no ven ningún problema, usaron sus recursos financieros para comprar lo que querían (proveniente del país A) y están contentos con su libertad de elección. Los motivos de dicha preferencia podrían tener muchos orígenes:

  • Mayor calidad (objetiva o subjetiva) de los productos de A
  • Precio inferior (a menudo, incluso diferencias pequeñas en el precio pueden influir en la decisión de compra)

Aquí es importante darse cuenta de que puede conseguirse un precio inferior de dos formas distintas:

Mediante la reducción de los salarios o mediante el aumento del volumen de producción, de lo que derivan economías de escala. Esto se olvida con frecuencia, especialmente en los problemas actuales de Europa, respecto a los cuales se les aconseja a algunos países de la siguiente manera: «¡Tiene que aumentar su competitividad!», con lo que se quiere dar a entender: «¡Reduzca los costos de mano de obra!».

No obstante, el éxito de algunos países del norte de Europa no radica en recortes salariales sino en el aumento del volumen y las consiguientes exportaciones al sur de Europa, como es evidente en los mil millones de desequilibrios comerciales formados entre estos dos grupos. Por consiguiente, ser más competitivo no significa necesariamente reducir los costos de mano de obra, ¡de hecho, aquellos quebrindan este consejo se benefician de justo lo contrario! Como ya se explicó con la variante AA acerca de las necesidades insatisfechas, si los consumidores nacionales recurren solo un poco a los préstamos, el precio de los productos importados puede ser tan bajo como se desee y, por tanto, por debajo de los precios de los competidores nacionales. Se garantiza una pequeña ganancia en la economía nacional y la mayoría de los beneficios se generan mediante exportaciones, cualquiera que sea el precio. El punto clave de todo este conocimiento es que conseguir reducir los precios de sus productos no es en general resultado del nivel salarial, sino del volumen. Pero esta estrategia no la puede adoptar todo el mundo. Duplicar la capacidad de producción de ambos socios comerciales conduciría solo a una oferta doble, ¡no a una doble demanda!

  • Diferencias en la calidad del marketing
  • Dominio de (influencia en) los canales de distribución

Este factor es muy importante. Hoy en día, conseguir que los productos lleguen a las estanterías es una tarea titánica y, si existe una excepcional relación entre productores y distribuidores, estos podrían conseguir exclusividad en cierto territorio. Si obtienen el dominio de un mercado determinado, consiguen todo su poder adquisitivo.

Sin importar las razones de preferencia de consumo, en la siguiente fase los consumidores del país B descubrirán que los productores nacionales que les ofrecían trabajo y un sueldo (utilizado para adquirir bienes del país A) están en quiebra y que ya no tienen trabajo. Ahora ya no podrían comprar los productos nacionales incluso si quisieran, ya que se ha destruido la base de su producción nacional y se han perdido trabajos y habilidades. Su única esperanza para satisfacer sus necesidades es endeudarse todavía más (dado que su poder adquisitivo es igual a cero).

He aquí como está la situación:

 

La producción en A de la forma habitual causa que el poder adquisitivo se mantenga y, por consiguiente, que las ventas nacionales se materialicen sin problema. Las exportaciones al país B tienen éxito, sin embargo, los ciudadanos de B tuvieron que endeudarse debido a que se liquidaron sus industrias locales y, por tanto, no existe fuente que les garantice una adición estable de poder adquisitivo. Los préstamos vienen de países donde los beneficios de A también llegaron a su fin. Si los bancos en los que se depositan los beneficios de A no proporcionaran préstamos a los ciudadanos de B, la compañía A no conseguiría vender ningún producto fuera de su mercado interno (que tiene una capacidad solo de 10 $), lo que significa que no habría ganancias para A. El círculo del comercio internacional se detendría y la situación sería tal que la compañía del país A, siendo una compañía de éxito orientada a la exportación, se quedaría sin ganancias y el país B se quedaría sin industria, totalmente arruinado. Por consiguiente, existe un interés eminente en que el círculo siga girando.

 

Traducido por Alexandra López Garres