1. Introducción
La premisa básica del capitalismo dice que las personas con las habilidades necesarias se embarcan en negocios nuevos, inventan nuevos productos que son exitosos en los diferentes mercados y generan ganancias. Todo esto es la recompensa que se obtiene al tomar riesgos y generar innovaciones. Las ganancias se reinvierten, a través de los bancos y los mercados de capitales, en nuevas empresas que a su vez crean más innovaciones y más empresas y así éste ciclo se repite de manera constante. Las empresas exitosas generan empleos e impuestos, evitan la quiebra y dan lugar a aquellas empresas que satisfacen ampliamente las demandas de los clientes y hacen un mejor uso del capital y los recursos naturales. A primera vista, parece que esta ecuación no presenta falla alguna, que el sistema es perfecto y que es una manera ideal de organizar la sociedad.
Entonces, ¿por qué estamos viviendo una crisis económica? ¿Por qué cada 30 años la bolsa colapsa y ahorros millonarios se convierten en nada y otros tantos millones quedan sentenciados a una vida sin perspectiva? ¿Por qué hay un porcentaje tan elevado de desempleados que no pueden encontrar trabajo sin importar a que se dediquen? Cientos de miles de personas pierden sus hogares mientras que otras mueren en las calles sin seguro médico. Estamos en el siglo 21. Tenemos todas las innovaciones tecnológicas que nos podamos imaginar: computadoras, microscopios de electrones, transbordadores espaciales que nos llevan al espacio y todavía no podemos alcanzar la paz y prosperidad para todos.
El problema subyace en el sistema mismo. No es simple ver, desde una perspectiva individual y desde una perspectiva empresarial, fallas que no son evidentes que nos muestran que el código genético de este sistema perfecto está programado para destruirlo. Estas fallas se van a manifestar gradualmente a escala mundial con el paso del tiempo. Con los años esta patología del sistema se va a desarrollar en su totalidad hasta llegar al punto en el que sea imposible pretender que el problema no existe. Cuando la enfermedad se haya expandido en su totalidad va a ser de vital importancia entender sus orígenes, razones, métodos de crecimiento y manifestaciones técnicas para poder implementar la cura adecuada en tiempo y forma. Si tomamos las decisiones correctas, podremos sanear nuestro sistema económico. Si tomamos las decisiones incorrectas, la economía morirá. Un ejemplo claro de esto es lo que sucedió en la década del ’30 durante la Gran Depresión. El consejo de los líderes y economistas de aquella época era: ¡ahorren! Despidan a los trabajadores, vendan las acciones, vendan los campos. Las consecuencias fueron devastadoras. Hubo una depresión económica total, millones de desempleados, un colapso en todos los niveles. ¿Aprendimos la lección? ¿Sabemos por qué estábamos tan equivocados, cuál fue la razón que causó tal caída? ¿Es la situación actual un reflejo de los años ’30? El dicho dice: aquellos que no recuerden el pasado están condenados a repetirlo.
Echemos juntos un vistazo, sin preconceptos ideológicos o raciales, a como se generan las ganancias, como se acumulan y distribuyen las riquezas, que es el capital y cuáles son las combinaciones genéticas de nuestro sistema capitalista.