10. Reelaboración de la demanda agregada

 

La teoría clásica dice que la demanda agregada aumenta cuando los precios de producción bajan, es decir, cuanto más barato producimos, más dispuestos están los consumidores a comprar. Por tanto, en relación con la oferta agregada, que aumenta con los precios (cuanto más altos los precios, más dispuestos están los productores a producir), es posible simular que al bajar los precios (y, por consiguiente, los salarios, que son una parte sustancial de los costos de producción) habrá tanto un aumento de la demanda y de la producción como un nuevo equilibrio de la economía donde la producción y el empleo se incrementarán, y los salarios y precios disminuirán.

Este modelo, en el que se basa la teoría de la austeridad, requiere la devaluación interna en los países afectados por la recesión como una manera de restaurar el crecimiento económico y la competitividad. Mediante la bajada forzada de los salarios se intenta conseguir el crecimiento de la producción y de la demanda (que va de X a Y)

Aunque pueda parecer lógico a primera vista, hay una suposición errónea importante que invalida este modelo y lo convierte en una herramienta de la política macroeconómica realmente peligrosa y dañina capaz de conducir a naciones enteras a un callejón sin salida y a la miseria con el aumento del desempleo y la bajada del PIB. Esta suposición errónea consiste en modelar la demanda agregada sin su dependencia de la oferta agregada. Los economistas que diseñaron estos gráficos no analizaron la dependencia que tienen estos valores agregados los unos con respecto a los otros, sino que simplemente los usaron como si fueran totalmente independientes. Cuanto más bajo el precio, más alta la demanda agregada: también es bastante simple y correcto, ¿verdad? Cuanto más baratos los productos, más comprarán los consumidores. Esta lógica parece inquebrantable. El problema es que no lo es.

Si el poder adquisitivo (salarios, pensiones) no proveniese de la producción, sino que fuera totalmente independiente de esta y se obtuviese, digamos, de Marte, este modelo podría ser válido. Pero dado que los salarios no los pagan los marcianos, sino las compañías, entonces también tenemos que tener en cuenta cuánto PUEDEN pagar los consumidores (no solo cuánto QUIEREN pagar) en diferentes niveles de precios y, por tanto, de salarios. Querer comprar está muy bien, pero en el mundo real del dinero no es suficiente afirmar que en teoría unos precios bajos causarán más adquisiciones. Lo que importa a fin de cuentas es su dependencia con el nivel de los salarios.

 

 

Precio = Gananciaspor unidad + Salarios agregadospor unidad (costos)

OA = Q x (Gananciaspor unidad + Salarios agregadospor unidad) > DA = Q x Salarios Agregadospor unidad

Por consiguiente:      OA = Ganancias + DA

El resultado es sorprendente: OA es siempre mayor que la DA y no hay equilibrio.

Las curvas reales de OA y DA son más o menos paralelas y no se cruzan.

Este es un modelo simple en el que la compañía produce 10 productos en diferentes niveles salariales y 2 variantes de rentabilidad.

 

De acuerdo con estos cálculos, es obvio que la oferta agregada (ventas planeadas) aumenta en base a los salarios (que representan todos los costos de la compañía, con un cálculo de salarios igual a producción) pero siempre se mantiene más alta que la demanda agregada. Esta diferencia (entre OA y DA) es siempre la misma en la categoría de ganancias.

Cuanto más alto el margen de beneficios, mayor subida de la oferta agregada, que se corresponde con la teoría clásica de la oferta agregada que aumenta con el precio (el precio se entiende aquí como margen de beneficio) y, así, la oferta agregada es mayor en términos de volumen monetario agregado. Con el incremento del margen de beneficios, la distancia entre OA y DA aumenta, lo que indica un nivel real de rendimiento inferior al planeado. Si el precio de venta sube como consecuencia del margen de beneficios, el poder adquisitivo obtenido gracias a los salarios es inferior y el porcentaje de logro de las ventas planeadas disminuye. La categoría de ganancias reduce el poder adquisitivo disponible, representado por la demanda agregada.

El siguiente gráfico lo ilustra con claridad. Se basa en un principio similar, pero aquí los salarios (precios de producción) son estables, solo las ganancias aumentan. Es decir, la DA (que viene dada por el nivel de los salarios) se mantiene igual y la OA (nivel de ventas planeadas) aumenta en base al nivel del margen de beneficios. Como el poder adquisitivo no consigue seguir el crecimiento de la OA, la distancia entre OA y DA se incrementa progresivamente.

Esto es lo que ocurre en la economía cuando la productividad del trabajo crece más rápido que los salarios.

Las hojas de las tijeras entre OA y DA se abren cada vez más.

 

 

Así que la posición real de OA y DA es más bien la siguiente:

 

Esto cambia la situación. En este gráfico se ve claramente que la bajada de los salarios (la DA va de P0 a P1) conduce a la bajada de los precios (en la OA nos movemos hacia la izquierda), pero también a una caída en la producción potencial (Q1as) y en la demanda agregada (Q1AD). Por consiguiente, la teoría de la austeridad basada en ir de X a Y no incrementa la producción ni el empleo como se esperaba, sino que ocurre lo contrario: reduce la producción, los salarios y los precios. Se trata, básicamente, del comprobante de la deflación.

No es de extrañar que los países europeos que siguen esta teoría desastrosa estén hundiéndose cada vez más en la recesión y que su miseria no tenga final. El PIB está cayendo y el desempleo aumentando. La diferencia entre el modelo clásico y este es la correcta comprensión de la demanda agregada, que se alimenta de los salarios.

 

Traducido por Alexandra López Garres